Pocas cosas recuerdo de mi vida a excepción de aquel día.
Un calido día de otoño.
Ella en el jardín, jugando con los niños, yo arriba, en el despacho,
mirándolos, conmovido con la certeza de lo que poco necesitamos
para ser felices. En la radio una melodía dulzona que ayudaba a
la ensoñación.
mirándolos, conmovido con la certeza de lo que poco necesitamos
para ser felices. En la radio una melodía dulzona que ayudaba a
la ensoñación.
La música cesó y una voz nerviosa anunció la urgencia de que
toda la población se pusiese a salvo en sus viviendas. No escuche
más. Me apresure a abrir la ventana y de mi garganta salió un
sonido grutural que intentaba decir que corrieran al sótano.
toda la población se pusiese a salvo en sus viviendas. No escuche
más. Me apresure a abrir la ventana y de mi garganta salió un
sonido grutural que intentaba decir que corrieran al sótano.
- ¿Qué ocurre cariño? – Pregunto con gesto extrañado
- ¿Qué pasa papá? – Repitieron los dos con sus
vocecillas acampanadas
vocecillas acampanadas
- ¡Corred, aprisa, algo esta pasando, bajad al sótano, yo iré en
un minuto!
un minuto!
Vi como corrían en dirección a la puerta y como desaparecían en
el interior de la casa para llegar al sótano. El sótano….
el interior de la casa para llegar al sótano. El sótano….
En unos minutos los cuatro estábamos allí abajo, abrazados,
esperando un estruendo, un temblor, algo que, sin saber que era,
daba un miedo aterrador.
esperando un estruendo, un temblor, algo que, sin saber que era,
daba un miedo aterrador.
-¿Qué esta pasando? ¿Por que tenemos que refugiarnos aquí?
– Preguntó con voz nerviosa
– Preguntó con voz nerviosa
- No lo sé, han dicho en la radio que nos refugiásemos en
casa y enseguida os he avisado para que entraseis.
casa y enseguida os he avisado para que entraseis.
- ¿Qué pasa papá? ¿Por qué hemos bajado? – Tengo miedo
Enormes lágrimas resbalaban por sus mejillas mientras preguntaban y
se refugiaban en los brazos de su madre y los míos.
se refugiaban en los brazos de su madre y los míos.
- No lo se hijos, seguramente sea solo una medida de cautela y en
un rato estemos jugando todos en el jardín.
un rato estemos jugando todos en el jardín.
Pasaron los minutos como si fuesen horas y no parecía ocurrir
nada extraordinario. Poco a poco, el abrazo agarrotado de quien
espera lo peor se fue relajando, los llantos se calmaron y el
corazón volvió a latir a un ritmo casi normal. Subí al poyete que
permitía asomarse por la alta ventana. No tuve tiempo. En el
momento en que mis ojos asomaban por el cristal, una inmensa ola
de barro, ramas, lodo y escombros impactaba contra el
ventanal destrozándolo en añicos. Como pude me retire saltando a
una tubería que discurría cerca al techo. Intenté desesperadamente
llegar al lugar donde estaban para tenderles mi mano y sacarlos de
allí, pero mis manos resbalaban continuamente y apenas podía
avanzar, solo quedar suspendido, colgando de las piernas,
intentando con todas mis fuerzas alcanzarles. No tuve tiempo…
nada extraordinario. Poco a poco, el abrazo agarrotado de quien
espera lo peor se fue relajando, los llantos se calmaron y el
corazón volvió a latir a un ritmo casi normal. Subí al poyete que
permitía asomarse por la alta ventana. No tuve tiempo. En el
momento en que mis ojos asomaban por el cristal, una inmensa ola
de barro, ramas, lodo y escombros impactaba contra el
ventanal destrozándolo en añicos. Como pude me retire saltando a
una tubería que discurría cerca al techo. Intenté desesperadamente
llegar al lugar donde estaban para tenderles mi mano y sacarlos de
allí, pero mis manos resbalaban continuamente y apenas podía
avanzar, solo quedar suspendido, colgando de las piernas,
intentando con todas mis fuerzas alcanzarles. No tuve tiempo…
Sus dulces ojos, aquellos que me miraban brillantes mientras me
decían te quiero, sus cálidas voces, que hacia unos minutos
entonaban canciones y risas, se habían tornado en ojos crispados,
en gritos desgarrados por el más absoluto terror. Sus manos,
que jugaban alegres en el jardín, ahora buscaban frenéticamente un
lugar donde aferrarse apara encontrar un resquicio de esperanza.
decían te quiero, sus cálidas voces, que hacia unos minutos
entonaban canciones y risas, se habían tornado en ojos crispados,
en gritos desgarrados por el más absoluto terror. Sus manos,
que jugaban alegres en el jardín, ahora buscaban frenéticamente un
lugar donde aferrarse apara encontrar un resquicio de esperanza.
Todo negro.
Estaba solo. Mi mujer y mis hijos habían recibido sagrada sepultura
unos días antes. Tardaron tres días en encontrarlos bajo el lodo y
los escombros.
unos días antes. Tardaron tres días en encontrarlos bajo el lodo y
los escombros.
Desde ese momento, mi vida no fue vida, sino un ir y venir de de
días, una consecución de momentos sin ilusión ni esperanza, vagaba
por las calles, acudía al trabajo sin saber como, saludaba a
los conocidos, pero mi corazón había dejado de latir, mis ojos
se secaron y nunca mas volvieron a llorar, mis músculos olvidaron
como sonreír, abrazar, besar…vivía una tortura que, quizá por un
mal cometido, Dios se empeño en alargar hasta hoy, tantos
años después.
días, una consecución de momentos sin ilusión ni esperanza, vagaba
por las calles, acudía al trabajo sin saber como, saludaba a
los conocidos, pero mi corazón había dejado de latir, mis ojos
se secaron y nunca mas volvieron a llorar, mis músculos olvidaron
como sonreír, abrazar, besar…vivía una tortura que, quizá por un
mal cometido, Dios se empeño en alargar hasta hoy, tantos
años después.
Nunca volví a la casa, a pesar de que la arreglaron para que
volviese a ser habitable.
volviese a ser habitable.
Nunca volví…hasta hoy.
Siento que por fin mi vida acaba y quiero que sea aquí, en este
mismo lugar, donde perdí la vida hace cuarenta años.
mismo lugar, donde perdí la vida hace cuarenta años.
Me quedo inmóvil mirando la ventana y veo como la luz que entra
es cada vez más brillante.
es cada vez más brillante.
Después, todo negro.
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